Arquitectura Sumeria
En la esfera del viejo mundo las comunidades prehistóricas fueron progresando hasta alcanzar nuevos modos de configuración política, social y económica muy desarrolladas, estableciendo organizaciones urbanas unificadas en ciudades.
A lo largo del Neolítico, la baja Mesopotamia (bastante despoblada a diferencia de la alta Mesopotamia donde existían culturas muy ricas y dinámicas), comienza a avanzar mostrando señales de desarrollo importante desde el quinto milenio antes de Cristo.
Los sumerios, llegados de las zonas del norte, sacan provecho de la tierra y del ganado de la región y establecen un punto de inicio desde el cual se emprenderán las fabulosas construcciones que configurarán el arte mesopotámico. Debido a la falta de piedra y madera utilizan el barro aluvial, cortado en trozos rectangulares y secados al sol.
Contribuye a entender el procedimiento de creación del templo sumerio, por ejemplo, los restos arqueológicos de un templo consagrado a Enki, dios de las aguas subterráneas, renovado varias veces, hallados en Eridu, una de las ciudades más antiguas, que una vez sucedidas múltiples regeneraciones fue obteniendo características que lo acercan al templo mesopotámico final; consiguiendo además generar una próspera actividad cultural alrededor suyo.
Estas construcciones fueron ideadas a partir de dimensiones moderadas, similares a las de una vivienda, elaboradas con adobes; transformando una sencilla configuración cuadrada en estructuras más complejas.
La segunda fase cultural del sur mesopotámico, el Obeid, aporta construcciones tanto de adobes como de cañas con recubrimiento arcilloso. Además muy importantes fueron las edificaciones religiosas, también de adobe y construidas encima de una superficie que las separaba del suelo.
Concluyendo esta fase, el templo se configuraba a modo de una superficie rectangular bastante grande y consistente, de tres partes, con muros con contrafuertes verticales a modo de ornamentación, todo ello elevado sobre una terraza.
A continuación, en el Dinástico Arcaico, el desarrollo técnico se vuelve más complejo introduciendo el ladrillo plano-convexo, reemplazando los utilizados en la etapa anterior, además se utiliza una pared de sujeción (kise) que fortalece los muros desde el exterior.
En esta fase, en el recinto de Eanna de Uruk, se continúa edificando, surgiendo nuevas estructuras hacia el norte, en la región del Diyala.
Tres templos son edificados en Khafadye, el más moderno cuenta como innovación el haber cercado la construcción con una doble muralla de 103 m de largo por 74 de ancho. Se le denomina Templo oval, levantado sobre una terraza elevada de
tres alturas separándola del resto de la población a través de fuertes protecciones de contorno oval. Contaba con talleres, lugar de almacenaje, cocinas, etc., además del recinto destinado al culto.
Otro templo importante, el de Innana, situado en Nippur, se empieza a edificar, inicialmente con una configuración sencilla, dos cellae y un angosto recinto rectangular de recepción, todo exterior. Luego ampliado a base de cuatro patios, y un espacio anexo destinado a actividades económico-administrativas.
También surgen estructuras de índole civil, sobre todo en la época de Gilgamesh de Uruk (h. 2650) y de Mesalim de Kish (h. 2550), igualmente relevantes, como la muralla de Uruk, de casi 9,5 km de perímetro y con 900 torres defensivas.
No obstante, las edificaciones religiosas continuaban siendo las más importantes en el ámbito arquitectónico.
Un ejemplo más lo tenemos en el Santuario de Sahara, en Tell Agrab, de recinto cuadrado, tres cellae y cuatro patios, al que tenemos que añadir otros muy destacados como el Templo del dios Abu en Eshnunna, Templo de Nintu, en Khafadye y el extraordinario Templo de Ishtar, en Mari, muy próximo a este último; incrementado en varias etapas, disponía de cellae y recinto con pórtico de columnas.
Otra de las formidables estructuras con acento militar, edificada con ladrillos plano-convexos lo tenemos en Kish, su palacio A, de Tell Ingharra. Posee una sección dedicada a actividades administrativas y la otra como residencia del lugal y su séquito.
El Palacio A en Kish (redibujado de Margueron 1997, v. 4, p. 198)
El palacio de Mari alcanza en el siglo XVIII a.C., después de un importante desarrollo, una significativa complejidad constructiva. Se han podido constatar tres etapas de los vestigios de su fase dinástica arcaica, con construcciones tanto religiosas como civiles, perimetradas todas ellas por dobles murallas.
A lo largo de la primera dinastía, las sepulturas de la zona de enterramientos de Kish y en especial de la ciudad de Ur, destinadas tanto a los ciudadanos como a la clase aristocrática, son una clara muestra de estructuras funerarias. Se utiliza además del ladrillo, la piedra.
Durante la fase de supremacía de los qutu, coincidiendo con el período de restauración sumeria, la arquitectura monumental alcanza su punto álgido con la construcción de la torre escalonada o zigurat, alcanzando por fin su versión más desarrollada, una estructura uniforme, con un denso núcleo compacto de adobes, revestido de ladrillos, de superficie cuadrada o rectangular y con muros en talud. Encima de este núcleo se construían las consecutivas terrazas conectadas por pasarelas o escaleras y que progresivamente reducían su superficie y altura a medida que ascendían.
Se levantaron múltiples zigurats, entre ellos los encargados por Ir-Mammu, el fundador de la tercera dinastía de Ur: Uruk, Eridu, Larsa, Nippur, Ur. El mejor conservado es el de Ur, en honor al dios Luna, llamada Etemenniguru.
Estaba compuesta por tres terrazas, frontalmente consta de una escalera, que comienza exenta, alejada de la estructura central y que comunica el primer piso con el último.
Otro zigurat importante es el de Mari, levantado enteramente con adobes, constaba de tres amplias paredes divisorias, un poco separadas entre sí, como pasarelas que permitían acceder a la última planta.
Se ha especulado bastante sobre su utilidad. La más probable es que sería un espacio para salvaguardar a la divinidad de las inundaciones, o tal vez un altar al cual se ascendía para la ofrenda a los dioses.
Bibliografía:
Ramírez, Juan Antonio (2009). “Historia del Arte – El Mundo Antiguo”. Ed.: Alianza.
Lara Peinado, Federico (1999). “El Arte de Mesopotamia”. Historia 16.
Martos Rubio, Ana (2012). “Breve historia de los sumerios”. Ed.: FleCos.
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