Escultura y relieva asirios

A lo largo del siglo XX y parte del XIX a.C., debido al declive de la III Dinastía de Ur, las diferentes regiones en que queda dividida Mesopotamia se ven inmersas en una etapa de guerras inagotables.

Esa misma época fue testigo del surgimiento de otra región, Asiria, dependiente en tiempos pasados de Sumer y Akal, pero que ahora configurará su propia identidad y carácter.





 

El imperio asirio, desde la óptica artística, estableció tres períodos, plenamente establecidos.

Comienza con la fase paleoasiria, que va desde el inicio (2150 a.C.) hasta el año 1470 aproximadamente, cuando Asiria queda bajo el dominio de Mitanni.

De esta etapa paleoasiria sólo dos fragmentos, que los entendidos atribuyen a  Shamshi-Ashad I, de una Estela de la Victoria llegan a hoy día. Está esculpida en basalto. En uno de los trozos vemos al soberano golpear a un rival caído, en el segundo podemos observar al monarca y delante suyo un individuo, que parece tener cierta importancia social, inmovilizado de manos.






            Estela de la Victoria de Shamshi-Adad I (Fuente: material asignatura Historia Arte Antiguo - UBU)

 



En la siguiente etapa, la mesoasiria, los asirios están bajo el control del imperio hurrita de Mitanni a lo largo de casi cuatro siglos partiendo del siglo XV a.C.

Inicialmente, las influencias hurritas en el relieve mesoasirio son indudables, queda patente en el relieve del dios Assur, que será venerada a lo largo del siglo XIV.

La talla de la piedra, para disponer unos pedestales o altares ornamentados con relieve, se pone de manifiesto desde el siglo XI a.C. y fueron usados como tronos para estatuas de culto.

La interpretación del  personaje Tiglat-Pileser I, representado como sacerdote, es importante a su vez por constituir el primer relieve rupestre identificado como asirio.

Varias obras con diferentes ornamentos provienen del conjunto de piezas de carácter funerario del hipogeo de Assur, que albergó además,  los cuerpos de dos sacerdotisas.

Se aporta un relieve de Ishtar en posición frontal, desnuda, engalanada con collares, brazaletes y pulseras en un recipiente de alabastro. Muchos creen que sería la diosa  hurrita del amor, asunto recurrente en la glíptica de Kerkuk o en las terracotas de Nuzi.  

Surge también, en otro vaso del mismo hipogeo, el tema del Árbol de la Vida, teniendo un toro rampante a cada lado.


El obelisco con relieves e inscripciones es una manifestación artística propia de esta etapa.

Estos  obeliscos reflejan y hablan de movimientos de tropas, muestran al monarca como triunfador en esos encuentros militares. El Obelisco de Assur-bel-kala, conocido también como Obelisco roto (Museo Británico) es una prueba clara de ello.

El Obelisco blanco es reconocido, sin duda, como el relieve más significativo de esta época (2,90 m de altura - Museo Británico). Descubierto en Nínive. Puede pertenecer al reinado de Assur-nasirpal I (1050-1032). 

Posee unos muy destacados trabajos, tallados en relieve bastante plano, distribuidos, junto a los textos cuneiformes, en sus cuatro caras. Diversos sucesos de carácter histórico, religioso y profano ocupan sus ocho registros.







                                       Obelisco blanco - Museo británico (fuente: kokita.eri.historiadelarte)

 



Dejando atrás los numerosos años turbulentos del imperio, Tiglatpileser III, abordó los cambios económicos y políticos necesarios para que a finales del siglo VIII a.C., con Sargón II, Asiria alcanzará un último período de fortaleza y control, gobernando toda Mesopotamia y Siria, además de una amplia influencia en Fenicia y Palestina.

Artísticamente, tras una dilatada etapa oscura, debido al surgimiento  de los arameos, este último período se define por la influencia ideológica y propagandística a la cual fue sometida las artes plásticas, con el fin de ensalzar la religión del imperio.

A través de la escultura, en muchos casos monumental,  el soberano neoasirio conseguía glorificar sus gestas. De estas obras, muy pocas han llegado hasta nosotros.

Entre las de bulto redondo, sería importante mencionar las que muestran a dioses protectores, normalmente representados de pie, con las manos unidas o con un recipiente entre ellas.

Aunque, como se ha dicho anteriormente las constataciones que tenemos de estatuas de monarcas son escasas, podemos decir que en general, la mayoría presentan elementos comunes, como ausencia expresiva, rigidez, estatismo, etc. La espectacular obra que tiene como protagonista a Assur-nasirpal II (1,06 m; Museo Británico), hallada intacta en Kalkhu, sería claro ejemplo de ello. Esculpida en caliza oscura, el monarca está de frente con la cabeza un poco levantada, sin tiara. Su mano derecha sujeta una hoz circular, mientras que con la otra porta el cetro real.  

 



                           Assur-nasirpal II
 - Museo británico (fuente: web  arqueología bíblica y antigua)


 

Debemos incluir también por su espectacularidad a las monumentales tallas que en forma de leones o toros androcéfalos, custodiaban, como si de espíritus guardianes se tratara, las puertas de los palacios y templos. 

Al tener que adecuarlas al espacio arquitectónico donde estaban situadas, eran construidas sistemáticamente de forma cuadrangular, pudiendo observarlas tanto frontal como lateralmente, para lo cual se esculpían con cinco patas.

Tenemos múltiples ejemplos conservados actualmente en los más afamados museos del mundo, museo del Louvre, museo británico, museo nacional de Irak, etc... Encontrados en el Templo de Ninurta en Kalkhu, tallado en alabastro yesoso; otra muestra se halla en el Santuario de Ishtar belit mati, cercano al anterior, etc.

 





                                             Toro androcéfalo - Museo de Pérgamo  (metmuseum.org)

 



Los creadores neoasirios mostraron gran habilidad y conocimiento en los relieves  que embellecieron grandes estancias palaciegas. Los monarcas quisieron ser representados en todas sus facetas, tanto en sus momentos belicosos como en épocas de paz, siempre al servicio del dios Assur. 

 

Claros ejemplos son los relieves del Palacio noroccidental de Kalkhu con el monarca Assur-nasirpal I (883-859); los del Palacio central de Kalkhu de Tiglat-pileser I (744-727), decorado con bajorrelieves sobre ortostatos de alabastro; y los frisos del palacio de Sargón I (721-705) con un  sentido compositivo más depurado y un uso incipiente de la perspectiva.






                            El héroe del león – relieve en alabastro- Museo del Louvre (meisterdruke.es)

 



Hay que destacar la gran relevancia dada a los detalles accesorios, como animales o vegetación, que ocuparán un lugar más destacado en la composición de la obra.

La caza de leones pasará a ser un tema muy importante en los frisos, complementada con escenas de manadas de gacelas y asnos salvajes, perseguidos por perros o cazadores.

También, en ocasiones, se destaca la participación del monarca.

 





Cacería de leones de
  Assur-nasirpal II – Musejo británico  (Universitat de València , dialnet.unirioja.es)

 

 


De los temas usados, el protagonizado por los grandes felinos es el más importante, los más famosos son los conocidos como el león moribundo, animal que agoniza mientras expulsa sangre por sus fauces. 

 

 



 

                                                        León herido - Historia National Geographic)

 


 

Y la leona herida, a la cual una flecha clavada en la columna vertebral, le impide incorporarse, debiendo arrastrar las patas traseras al tiempo que ruge de impotencia.

 

 



 

                                                                        Leona herida  (retohistorico.com)

 

 

 


 

Bibliografía 

 

Ramírez, Juan Antonio (2009). “Historia del Arte – El Mundo Antiguo”. Ed.: Alianza.

 

Lara Peinado, Federico (1999). “El Arte de Mesopotamia”. Historia 16.

 

El imperio Asirio. Arte historia. Recuperado de 

https://www.artehistoria.com/es/contexto/el-imperio-asirio

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Escultura y relieve acadios