Escultura y relieve acadios
Con Sargón (2334-2279) se inicia la historia acadia, lo consigue tras desplazar del poder a Lugalzagesi de Umma y expandir su control a lo largo de toda Mesopotamia. Más adelante su nieto Naram-Sin (2254-2218), no sin verse envuelto en continuas guerras, conduciría el imperio a cotas de poder no alcanzadas antes.
La escultura acadia aporta en relación a la sumeria acentuadas variaciones tanto formales como temáticas.
Gracias al estudio de un conjunto de obras encontradas en los alrededores de Mesopotamia, en Susa (Irán), a donde habían sido conducidas como mercancía durante el siglo XII a.C., poseemos mucha de la información de la escultura de esta etapa.
El artista acadio va inclinándose estéticamente hacia un mayor realismo y detalle en la ejecución de la obra, por lo cual iban abandonando la manera sumeria de abordar el trabajo.
El esfuerzo del artista queda subordinado absolutamente al esquema propuesto por el soberano, la propaganda era un objetivo claro que definían las características que debía poseer la obra. Todo giraba en torno al ensalzamiento del monarca.
A raíz del hallazgo de una estatuilla de piedra caliza (Museo del Louvre), que encarna a un sacerdote con faldellín y sobrevesta llevando un animal para el sacrificio, podemos especular cómo podría haber sido el aspecto de Sargón.
A partir del estudio de unas cabezas masculinas halladas en Girsu, Bismaya y Kish, dos de ellas pudieran perfectamente encarnar al propio Sargón; además están fechadas aproximadamente en la época de su reinado: por un lado la pequeña y alabastrina cabeza del Louvre, barbada, pero con mentón y labio superior rasurados y a la cabeza imberbe del Fogg Art Museum de Harward en esteatita negra.
En Susa y en otros lugares de Mesopotamia son encontradas cabezas y estatuillas femeninas, las cuales son bastante más acadizadas.
Por otro lado, muy pocas obras nos han llegado de Naram-Sin, pese a la gran relevancia de este monarca.
Haremos referencia a dos de ellas, la primera que está en el museo del Louvre, hecha de diorita a la que únicamente le faltan los pies y cuya inscripción nos da la pista de quien es el protagonista.
Otra de las obras, también realizada en diorita, expuesta en el museo del Louvre y no en muy buen estado de conservación, es un pequeño busto acéfalo, que pudo también pertenecer a este monarca.
También debemos incorporar a este apartado una extraña pieza (museo del Louvre), no muy grande y construida en piedra bituminosa, que muestra a un león sujetando la cabeza de un hombre entre sus fauces, el cual permanece entre las patas delanteras del felino. No estamos seguros de su interpretación simbólica, se descarta que escenifique que el animal está atacando con intención de matar al hombre, más bien la descripción de alguna escena mítico-legendaria que desconocemos.
La escultura y por supuesto el relieve, también son instrumentos ampliamente utilizados, para el ensalzamiento de las hazañas y proezas del soberano, al igual que pasó en Sumer, en los periodos anteriores.
El relieve acadio, cuyo interés radica en acentuar el realismo de las escenas, tiene como instrumento esencial de análisis y estudio las llamadas Estelas de la Victoria, tomando un camino rupturista con las ideas religiosas tradicionales en provecho de los propios reyes acadios.
De la época de Sargón proceden dos trozos de diorita (museo del Louvre), que completan quizás una estela, con temática y tipología con claras influencias del periodo sumerio.
El primero mantiene la ornamentación de sus cuatro lados, uno de ellos no muy bien conservado. El segundo fragmento presenta la gran red repleta de enemigos, sostenida, no por un dios (como el caso de la estela de Los Buitres), sino por el propio Sargón.
Sin embargo, Naram-Sin conseguirá en las obras de su etapa una categoría estética superior a las precedentes.
La famosísima Estela de la Victoria de este rey, dejando a un lado aspectos plásticos, expresa fundamentalmente un renovado mensaje político, restando influencia de los dioses al vencer a los enemigos, poniendo en primer término el poder y fortaleza del monarca como artífice principal de la hazaña.
Estela de Naram-Sin (2334-2154 a.C.- Museo del Louvre) Fuente: worldhistory.org
Pocas son las obras de la metalistería y orfebrería acadia que se conservan. Debido al valor de los materiales de fabricación, un considerable número de estatuas, joyas y otros objetos suntuarios, serían susceptibles de ser saqueados por los invasores qutu.
No podemos dejar de mencionar la famosísima cabeza broncínea de Naram-Sin (Museo de Irak), considerada la pieza más importante de la toréutica acadia. Fue encontrada en una escombrera próxima al templo de Ishtar de Nínive, donde fue lanzada y abandonada, tras retirarle las incrustaciones, además de desprenderle varias partes (le cortaron las orejas).
Cabeza broncínea de Naram-Sin (hacia 2250 a.C. - Museo de Bagdad) Fuente: kokitaeri-historiadelarte.com
Bibliografía:
Ramírez, Juan Antonio (2009). “Historia del Arte – El Mundo Antiguo”. Ed.: Alianza.
Lara Peinado, Federico (1999). “El Arte de Mesopotamia”. Historia 16.
Martos Rubio, Ana (2012). “Breve historia de los sumerios”. Ed.: FleCos.
“Escultura acadia”. Artehistoria.com Recuperado de
https://www.artehistoria.com/es/contexto/la-escultura-acadia
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